NAVE DE TOPRAKKALE

"¿La Nave?"

Un extraño objeto, localizado en Turquía, aparecía en un pequeño artículo escrito por el ingeniero esloveno Igor Likar en el número 2 del volumen 23 (mayo-junio 1.996) de la publicación Ancient Skies de la Ancient Astronaut Society, donde el autor hacía mención a una noticia anterior aparecida el 29 de  Noviembre de 1.995 en el Slovene News Magazine, en el que se hablaba sobre la existencia de una pieza arqueológica de unos 3.000 años de antigüedad depositada en el Museo Arqueológico de Estambul en Turquía. La figura, de unos 23 centímetros de largo, 9`5 de alto y 8 de ancho no daba lugar a ninguna clase de dudas sobre lo que representaba, ni excusas a posibles interpretaciones que no fuesen lo que los ojos de su observador apreciaban en un primer momento. La clara e inconfundible figura de un cohete con el extremo delantero en forma de cono, dotado de toberas de expulsión de gases en la parte posterior, y por si fuera poco con una cabina en la parte central en la que se emplazaba la figura de un tripulante o piloto al que sólo le faltaba la cabeza, probablemente perdida por algún golpe al ser la parte que más sobresalía de todo el conjunto. El piloto vestía un traje de una sola pieza con formas acanaladas y permanecía con las piernas dobladas sobre el pecho, apreciándose incluso que va equipado con botas.
 
  
Cabecera de la portada del número 2 del volumen 23 (mayo-junio 1.996) de la publicación Ancient Skies de la Ancient Astronaut Society, donde tuve por primera vez noticias sobre la existencia de la Nave de Toprakkale.

La Nave de Toprakkale. ¿Representa un cohete o nave espacial? Juzguen y duden ustedes mismos.

¿Cómo es posible que un objeto de estas características fuera representado hace tres mil años? Parece imposile, pero no queda lugar a dudas de que representa justo lo que estamos viendo. Aun así, no deja de ser curioso presenciar la prueba definitiva de la existencia de tecnología espacial hace miles de años, pero el solo hecho de ser tan evidente y obvia, despierta nuestro escepticismo.

El análisis de Zecharia Sitchin:

Además sabemos que el propio Sitchin visitó el museo de Estambul para ver con sus propios ojos la Nave de Toprakkale. De esta manera logró de la propia mano del director del museo, el Dr. Alpay Pasinli, apreciar y observar el objeto en sus  manos. Tras el rápido análisis que Sitchin pudo hacer del objeto y del que incluso consiguió hacer alguna fotografía, el Dr. Alpay Pasinli le preguntó qué le había parecido, a lo que Sitchin respondió:

“…Tiene el aspecto y da la sensación de estar hecho de algún material poroso, algún tipo de piedra de poco peso, pero no parece escayola. He estado buscando marcas de licuefacción, la costura ésa que aparece en la juntura de las dos mitades del molde, cuando se le quita; pero no hay costura alguna. Los surcos que se ven en el objeto forman parte del diseño. Si se hubiera hecho con escayola, y se hubiera pintado por fuera, se vería blanca la fractura donde estuvo la cabeza; sin embargo, ese color pardo amarillento lo cubre todo. Es el color natural de la piedra utilizada…”.

 Después de escuchar su exposición, el Dr. Alpay Pasinli preguntó de nuevo:

“…¿Quiere decir usted que este objeto es auténtico?... ”.

A lo que ahora respondió Zecharia Sitchin:

“…
Ambos sabemos que sin saber cuándo, dónde y quién descubrió el objeto, cualquier objeto arqueológico, nadie podría dar fe de su autenticidad. Después de todo, podría ser una falsificación. Pero, ¿quién iba a falsificar un objeto volador que no se parece a nada de lo visto en tiempos modernos, ni en la realidad ni como juguete? Este objeto está por ahí desde la década de los setenta; ¿quién pudo tener un juguete de plástico que le sirviera como modelo entonces?...”. 


Foto tomada del libro de Zecharia Sitchin "Las Expediciones de Crónicas de la Tierra".